miércoles, 6 de abril de 2011

IMPRESIONISMO

"Hablan las aguas y lloran
lloran las almas y cantan"
J.R.J.


Escuchad esas ramas
de sombra encaramadas
en la tarde del barrio.
Escuchad esas aguas
de miradas inciertas
que se asoman a veros.
Escuchad los latidos
del corazón del otro
que contigo amanece santuario.
(Escucha antes que nazca
la música en tu oído).
Dejad a las palabras
podrirse a su manera.
Despójate insensato
del niño de nubes que navega en ti,
de fantasmas, de velos,
del ayer, de la suerte.
Purifica intenciones,
para subir
locuras de quijotes,
pueblos de sanchopanza,
sueños que ascienden tramo a tramo
en escaleras de alas y de ramas,
abismándote en cumbres.
Somos la fe de la existencia,
la esencia de la vida
gente que se refleja
llenando tierras
hasta el más pequeño hueco,
que reserva el instante
hermoso en su fatiga.


(Un hombre solo no cabe
en el ancho y profundo
universal espacio).


Levantamos un polvo amarillo de aurora
que nos sigue y envuelve.
Quien salta la comba azul del horizonte
se da de cara con el cementerio de su aldea.
Lo mejor es seguir como hasta ahora.


Dios baja tanto, tanto, tanto,
que parece uno más;
gente entre la gente.
Uno cualquiera que se alegra
bebiendo vino con nosotros.


Nos fundimos en danzas
de la marcha común.
Dios late en medio de la multitud
y nos abre puertas de ciudades y campos.
Camino hacia la aurora.


Estrenamos trajes, cal y arena,
de domingo.


Hacemos avenidas
de imposibles mañanas,
de pasiones sorprendentes.
Y damos lo que sobra.


Y ya nos bastaría.


Repartimos misterios
en comunión de asombros,
ganadas aleluyas
en comunión de asombros.
Todo lo que tenemos,
lo mejor que tenemos
lo damos a los hombres
inéditos
del mundo.


Seguimos eternamente subiendo
juntos la montaña,
humana masa de pan que a Dios mantiene.
La cima está tan cerca
como esa soledad que mana de nosotros,
cuando pasamos la gente,
los que vamos andando tierras,
silencios, noches, días, tiempo,
sin regreso posible.
Los que vamos.
El destino es así.
Nuestro destino.
Y de nuevo a cantar en el coro.
Danzar en la armonía
de la arboleda de los pájaros.
Y un llorar hacia dentro
para que nadie sepa
que una espina pequeña
se nos clavó en el pie
y anoche no dormimos.


En medio del paisaje,
en la llanura,
trémulo de emoción,
un árbol solo.




Selección de Antonio Salg


No hay comentarios:

Publicar un comentario